Hace casi 20 años que la gran pantalla se abría espacio para adentrase en el universo mutante. Tres películas que sirvieron para presentarnos un universo complejo, un mundo lleno de mutantes con habilidades extraordinarias y problemas muy humanos. Los monólogos de un carismático Profesor X se convirtieron en marca de la casa, al igual que las escenas de acción y un toque íntimo, incluso reflexivo, que muchas pelis de superhéroes no tenían. Ha llovido mucho desde esos inicios. Entre otras cosas, Hugh Jackman, ha sacado las garras un total de 9 veces en pantalla, y ahora parece que definitivamente cuelga el adamantiu. ¿Qué pasará a partir de ahora? Lo único que tengo claro es que pase lo que pase con el futuro de los mutantes, el sucesor de Hugh Jackman tendrá una gran presión, ya que será muy difícil que el público olvide este rudo, osco, borde y entrañable personaje.
Pero no estamos aquí para hacer conjeturas sobre el futuro de los X-Men. Estamos aquí para saber qué nos depara este cierre definitivo a la trilogía spin-off que empezaba en 2009 con X-Men orígenes: Lobezno, seguía en 2013 con Lobezno Inmortal y ahora, en 2017, ha llegado Logan. Solo con el nombre del proyecto podemos intuir qué es lo que podemos encontrar en este cierre de oro que nos regalan los creadores. Y es que Logan no es ninguna de sus predecesoras, Logan es, sin duda, la adaptación más descarnada, la más violenta, brutal y desesperanzadora aventura que hayamos visto nunca de este genial personaje.
Tengo la sensación, que los que escribimos artículos sobre cine pecamos un poco de acabar diciendo siempre lo mismo. En un momento en que estamos inundados de precuelas, secuelas y de un interés desmesurado de la industria por explotar las gallinas de los huevos de oro hasta la enésima potencia. También nos afecta a nosotros: ¿porque, cómo vamos a hablar de algo que el público ya conoce? Sabe lo que puede encontrar y queda poco espacio para la sorpresa.
Aún así, es un regalo poder hablar de películas como Logan, porque absolutamente todo lo que se puede decir de ella, a mi parecer, es bueno. La historia empieza presentándonos un futuro 2029, con un Lobezno malviviendo e intentando ganarse la vida, conduciendo una limusina sin ningún tipo de alias, utilizando su verdadero nombre, James. Vemos cómo necesita dinero para poder conseguir las medicinas para un Charles Xaviersenil. La que antes fuera la mente más poderosa del mundo, ahora se ha convertido en un arma que ni su poseedor puede dominar, dejando patente que incluso a la brutal fuerza de Logan le es difícil controlar los ataques del ex-profesor.
Charles Xavier, Logan y Caliban son una triste sombra de lo que fueron en el pasado. La película retrata a la perfección esa desesperación y esa calma antes de la tormenta. La tensión es palpable desde los primeros minutos. Ver los siempre magnéticos diálogos entre el profesor y el guerrero ahora es percibir la decepción del primero y la depresión y la falta de empuje del segundo. Interpretativamente, es un lujo ser partícipes de estos dos grandes personajes y de los actores que los encarnan, Patrick Stewart y Hugh Jackman están de matricula. La ambientación, los colores y el peso de dramatismo están en todas partes. Desde el cochambroso hogar (por llamarlo de algún modo) a la desesperación, depresión y falta de cualquier atisbo de espíritu luchador que siempre han tenido los dos. Ahora solo existe una relación tóxica entre un padre y un hijo, con rencor entre ellos pero que también temen perderse el uno al otro.
La idea de la familia está en todo el film, en esta primera parte, vemos una relación entre padre e hijo; y con la aparición de la jovencísima Dafne Keen, X-23 o Laura, la copia genética de Logan, la historia habla de una familia muy poco convencional entre abuelo, hijo y nieta, que se enfrentan a una vida que no han elegido, que ni siquiera quieren vivir, pero a la que no tienen más remedio que enfrentarse. Vemos en cada uno de ellos, incluso en la pequeña, cómo les pesa lo que son; el eterno debate de si lo que tienen es un don o una maldición cobra mas sentido que nunca. Esa potencia y fuerza bruta del protagonista, en innumerables escenas en Logan es la analogía perfecta para que veamos el crepúsculo del héroe, el drama y la nostalgia del final de un viaje. Nos habla de una historia muy humana con superhéroes, pero no de superhéroes, y ahí radica la esencia y la diferencia del producto.
X-23 será la encargada de despertar a Logan de su letargo. La llamada al héroe correrá a cargo de la supuesta madre de Laura, y una vez se haya efectuado el cruce de caminos, Logan iniciará la aventura. Pero en esta ocasión no esperéis una gran variedad de escenas de acción espectaculares. Esta parte final de Lobezno trata sobre la búsqueda de la propia esencia, la búsqueda de la pérdida más complicada e importante que un ser humano, mutante o no, puede sufrir: la pérdida de los ideales. Encontrarse a sí mismo será la misión más compleja a la que Logan se haya enfrentado.
Logan es la evolución perfecta a tanto producto estereotipado y falto de originalidad. La valentía y el cambio de rumbo que tiene la película es en parte gracias al éxito que tuvo el descerebrado, bocazas y ultra violento Deadpool. Recordad que la clasificación R de la peli de Deadpool servía para dar rienda suelta y poder adaptar con naturalidad y acierto la esencia del mercenario bocazas; en Logan la clasificación R da un giro hacia la madurez. La violencia que en anteriores ocasiones siempre hemos visto contenida, en Logan se desata. Podemos ver arranques de ira que son los que siempre ha necesitado Lobezno para que el espectador se dé cuenta de que tipo de carácter tiene Logan. Estoy segura de que a los fans las intensas y crudas escenas les encantarán, pero ojo, advertencia: si sois muy sensibles a la violencia y a la sangre explícita, a lo mejor esta no es vuestra película.