Imaginaos que viajáis en un tren, el destino, una especie de Disneyland un tanto rocambolesca. Westworld es el parque temático definitivo, el lugar donde hacer realidad todas las fantasías salvajes y violentas que una mente humana sea capaz de imaginar. Con la conveniente circunstancia de que los huéspedes (humanos) no pueden ser dañados por los anfitriones (robots casi casi humanos). Pero sobre todo, recordad, “los placeres violentos tienen finales violentos.”
La propuesta, que a finales del 2016 estrenaba la siempre potente HBO, nos presenta una historia repleta de matices, metáforas, simbolismos… Si será el producto que necesita la HBO para seguir la estela de la todopoderosa Juego de Tronos, no lo sabemos. Pero hoy estamos aquí para hablar de Westworld.
No es ninguna novedad el nivel de producción que tienen las historias que vienen de esta cadena. Y no es de extrañar que, siendo la serie con más presupuesto del pasado año, su nivel de producción sea excelente. Muchas películas no tienen ni la mitad de presupuesto que ha tenido Westworld en su primera temporada. Por lo tanto, sobra decir que es una gran experiencia visionarla. Tanto el vestuario, la fotografía, los exteriores como los efectos visuales son excelentes.
Por otro lado, el sobresaliente apartado técnico no está solo, va acompañado de un guión, en mi opinión excelente; la historia consta de diez episodios de una hora aproximadamente. Con un arranque algo caótico y carente de ritmo, se va cociendo una historia que necesita ser contada tal cual la vemos. Es muy necesario que prestemos atención a todos los detalles para poder crear el puzzle. Una muy buena referencia a los que hayan visto la serie, y que puede picar la curiosidad a los que no, es sin duda, el laberinto; de la misma manera que no está hecho para los huéspedes, el laberinto atrapará a los espectadores, les creará la necesidad de encontrar el centro del lío que la serie plantea en su inicio y que, no nos engañemos, deja abierta para que podamos seguir explorándola en su segunda temporada, que está confirmada para 2018. ¿Soy yo, o tras el final de la serie Evento, Westworld ya está calentando como suplente preferida?
Más allá de estas dudas existenciales, lo que sí es cierto es que Westworld, a mi parecer, bebe de muchas fuentes. Si os han gustado producciones como Lost, Jurassic Park, Los Juegos del Hambre, Blade Runner o incluso ejemplos de películas tan destacables como Her o Ex Machina; si sois fans, como yo, de alguno de estos productos, estoy segura de que Westworld os gustará, ya que tiene un poco de cada una de ellas.
Pero en lo que destaca, y a mi parecer es única (aparte de la temática de ciencia-ficción o thriller, que clarísimamente es donde se mueve); Westworld explora una faceta mucho más metafísica, juega con el espectador (por ejemplo, los diez primeros minutos de la serie ya te ponen a prueba, mostrando una idílica historia del Lejano Oeste, que seguro que si os gusta el género os fascinará). Pero ojo, solo es un juego; como en Westworld, pasaremos a formar parte de la experiencia que viven los huéspedes, pero lo interesante, lo que nos hechizará, serán los anfitriones, con una apariencia perversamente humana. Serán los que nos generarán dudas, harán que nos planteemos hasta qué punto es bárbaro el ser humano y de cuánto salvajismo es capaz.
Todo esto es posible por las brillantes actuaciones de un elenco que está más que perfecto. Grandes nombres de la gran pantalla poco a poco se van infiltrando en estas historias que podrían ser perfectamente películas de 10 horas. Anthony Hopkins es el Doctor Robert Ford, el inteligentísimo y carismático magnate del parque que en más de una ocasión recuerda a otro personaje que todos los amantes del cine tenemos siempre en mente: El doctor Robert Ford es muy distinto a Hannibal Lecter, sí, pero no cabe duda de que la personalidad y matices que es capaz de otorgarle este monstruo interpretativo es un regalo para el espectador. Además, las mejores frases las tiene él.
Otro peso pesado es Ed Harris, un violento hombre de negro, con sed de sangre y en busca de algo real, un papel brillante que guarda más de una sorpresa. No nos vamos muy lejos para hablar de Jeffrey Wright, brillantísimo y de los personajes más bien escritos e interpretados que he visto en mucho tiempo. Si el hombre de negro sorprende, Bernard nos desencaja la mandíbula.
Y aquí voy hacer un punto y aparte; las que se llevan la serie, y estaba muy complicado dado todo el nivel que hay en ella, son dos actrices muy especiales, con sendos papeles brillantemente escritos y soberbiamente ejecutados. Thandie Newton, la madame del Saloon Maeve Millay, lo borda: complejidad, evolución de personaje, matices, claroscuros. Maeve es quizás el personaje que más evoluciona, y uno de los que te deja una mayor incógnita. Y no puedo terminar esta humilde opinión sin nombrarla a ella, Evan Rachel Wood, Dolores Abernathy, la gran estrella de esta serie. La historia empieza, por decirlo de alguna manera en “su bucle”, en su vida, como ella dice: “la gente solo ve maldad en este mundo”. Ella decide ver la belleza, que también existe. Dolores es el alma, el enigma, un anfitrión casi casi original, y la encargada de que los espectadores entendamos qué es lo que hace a este parque un lugar tan especial.
La verdad es que es muy complicado hablar de esta historia sin explicar cosas de más que puedan estropear todo “el juego” así que, con la esperanza de que os haya llamado la atención, aquí lo dejo. ¿Os apetece entrar en un parque temático inolvidable? Westworld os espera y, quién sabe, a lo mejor vuestro verdadero yo también.
Fue leer Blade Runner, western y Anthony Hopkins para darle rotundo SÍ a esta serie. Promete mucho. de nuevo gracias por tus recomendaciones 🙂
Me gustaMe gusta
Muchísimas gracias por pasarte por aquí Coremi y a demás ser tan amable y encantadora! estos comentarios me motivan para seguir hablando de cosas! aunque con el trabajo me agobio porque no puedo centrarme tanto como me gustaría! un beso Coremi y de nuevo mil gracias
Me gustaLe gusta a 1 persona