Como os comentaba hace unos días, a raíz de empezar a comentar y realizar los divagando sobre cine, me picaron muchísimo las ganas de seguir hablando de pelis que no tengo tan vistas pero que de alguna forma o otra forman parte de mi bagaje como espectadora.
Más allá de bagaje, estas entradas, como indica su título están dirigidas a charlar sobre aquellas películas que gracias, no solo a su historia si no, a lo que se ve en ellas. Han conseguido hacerse un hueco en mi corazón. Aquí, encontrareis la primera parte, dónde os hablaba del poder que tienen para mi las metáforas visuales. Como digo es un pequeño inicio, a partir de como me quede el vídeo de esta idea, es probable que me animé con más.
Así que hoy, ni corta ni perezosa, me aproximo, a este mi baúl, para charlas sobre un tema en sí. Podréis estar de acuerdo o no, las he dividido en tres grandes temas o poderes para localizarme en ellas. Y esta semana toca: El poder de la paranoia visual, que de alguna forma bastante mágica ha dado la casualidad de ser películas que comparten como temática el llamado viaje del héroe.
El viaje de Chihiro, Alicia en el Pais de las Maravillas, Kubo y las dos cuerdas mágicas, En el laberinto, La historia Interminable, y un poco más apartadas en temática The Fall, La canción del Mar o Mary Poppins. Comparten no solo algunos rasgos del viaje del héroe o heroïna. Sino algo mucho más especial. La paranoia visual de «El Viaje».
Bien vamos por partes, como dijo Jack es Destripador, Spirit Away o Alicia en el Pais de las Maravillas, estoy segura que no es la primera vez que notáis que tienen muchísimo en común. Dos niñas que de maneras totalmente dispares, por suerte o por desgracia, van a parar a un mundo que no es el suyo. Donde las reglas que hasta ahora regían sus lógicas de repente se tambalean. Entran en dos mundos totalmente diferentes, tan hostiles como maravillosos. El mundo de Chihiro esta regido por la parte más mitológica y mística de Japón. Lo que es innegable es que la joven protagonista deberá luchar con uñas y dientes para adaptarse y para poder salvar la vida de sus padres. Alicia entra en un mundo cuya única regla parece ser la falta de ellas. Conejos blancos trajeados, estresados porque no llegan a la cita con la Reina de Corazones, liebres de pascua o sombrereros trastornados que están de celebración a la hora del té, cada día que no es su cumpleaños. Gatos enigmáticos que sueltan perlas y desaparecen tras dejarte con más enigmas de los que tenias antes… (Si no sabes dónde vas. El camino no será tan importante) Me encanta perderme en estos mundos maravillosos y aterradores, darme cuenta de lo mucho que esconden. La cantidad de lecturas que tienen las dos películas son una riqueza en si. Y son dos ejemplos muy claros de cine animado que tiene dos dimensiones, la de la aventura en sí y no menos importante, la cantidad de mensajes que un adulto puede sacar de ellas.
En segundo lugar, quiero hablar de más viajes que tienen escenas o paisajes de paranoias visuales. Centrandome en dos películas que son dos joyas (La Canción del Mar y Kubo y las dos cuerdas mágicas.) Dos películas hechas con corazón que trasmiten magia y esencia desde el primer minuto de metraje. Kubo nos lleva al viaje de un chico por conocer su verdadera historia, utilizando la técnica de stopmotion, Kubo, es un regalo a la vista. Kubo nos cuenta una historia utilizando todo lo que visualmente puede aportar corazón a lo que nos quiere contar. Los diferentes personajes tienen tal capacidad gesticular que consiguen que el público empatice tanto con lo que cuente que adquiere el grado de historia adulta.
La Canción del Mar es de esas historias que, para no romper, la temática con los viajes, en esta ocasión con la preciosa historia mitológica de un ser mágico acuático, La historia nos ofrece un despliegue de colores i animación 2D que pueden sacar los colores a cualquier super producción con medios más modernos. La Canción del Mar demuestra que la esencia de las historias que se te meten en el corazón son las que tienen una historia muy bien escrita y como en el caso de Kubo utiliza su método de narración como un extra para llegar al público. Esta historia es un alarde de sensibilidad y melancolía. Una historia que va a lo básico de la esencia humana a empatizar con una familia que lidia con sus problemas. No esconde nada más que cotidianidad si, pero mezclada maravillosamente con arte. La Canción del Mar es una joya de la que es imposible olvidarse.
Una de las niñas bonitas de esta colección, es sin duda, The Fall La Caída. En esta ocasión la historia es un ejemplo maravilloso del poder de la imaginación y de las historias. Un gran especialista de cine, el cual, ve su vida truncada por un incidente que le deja postrado en cama y dependiente de los fármacos para poder soportar el dolor. Se entrecruza con una niña con un brazo roto. Entre ellos nacerá una amistad muy especial, pero no os engañéis, si vais buscando una historia dulce e inocente, a lo mejor os decepciona. The Fall utiliza una relación de
amistad para varias cosas: contar una historia, hacer un homenaje a la portentosa imaginación de una niña, homenajear a los buenos contadores de historias y no menos importante, hablarnos de las terribles consecuencias que puede tener un incidente y de la desesperación que puede llegar a sentir alguien que se siente totalmente roto. The Fall demuestra que, contar una buena historia, no esta reñido con la poca utilización de efectos especiales. Demuestra que las cosas hechas a mano, los planos estudiados, los colores, el vestuario y la arquitectura pueden hablarnos de la misma manera y hasta expresarnos mucho más que un guión solo. Para mi una imprescindible.
Y como no tengo ningún conocimiento, al principio de esta entrada hablaba de dos pesos pesados, de dos grandes de los 80. La Historia Interminable y En el Laberinto, Como hablar de dos películas, las cuales, una de ellas es la quinta esencia de las historias sobre historias, más allá de intentar decir algo sobre la cinta, solo diré una cosa, estamos a 2017 y nadie se atreve a volver ha hacer una revisión o un remake de esta leyenda. ¿Porque? ¿Como enfrentarse a algo tan grande, genuino y complejo como la historia de Bástian y Atreyu? Algo parecido puede pasar si nos acercamos a la peli de En el Laberinto. Seguramente, no es una peli, que podamos considerar que este envejeciendo bien, porque el tiempo no le esta tratando con demasiado cariño. Pero esta historia tiene una magia, un algo, un no sé qué, que hace que los que la vimos en ese momento le tengamos mucho cariño. La aventura, la sensación de incertidumbre, ese David Bowie tremendamente enigmático y seductor. ¿Dónde esta la paranoia visual? En absolutamente toda la película. Los laberintos siempre tienen un punto muy potente de encontrase o perderse y un sinfín de metáforas. Podéis notar que me da un miedo atroz hablar de estas gigantescas historias. Pero las sumo a este grupo por dos razones: Por un lado las dos pelis tienen imágenes que se te meten dentro, que sobrealimentan la imaginación y son regalos a la vista en muchísimos sentidos. Y por otro lado, son pelis que han alimentado mil historias más. A partir de ellas nace una manera de realizar historias. ¿Cine familiar y de aventuras? Quizás, pero no os engañaré este tipo de historias a mi siempre me han apasionado.