De convertir lo oridnario en extraordinario.
De dejarse caer entre dos brazos y dos manos y unos labios y una columna vertebral. Cerrar los ojos y aspirar muy fuerte.
De reírse y observar cómo sus pupilas se dilatan y se contraen con un mínimo parpadeo.
De notar cómo la piel de tu cuerpo se eriza ante un pequeño susurro y las horas se convierten en minutos y los días se convierten en horas. De vivirte.
De eso se trata.
En, sobre, ante, contra, dentro, de ti.
De algo así.
De estremecerse a base de canciones.
Y de beberse de ganas.
(Yo por querer tanto y por tener tan poco siempre.)
Cuando Nadie Mira
Cuaderno de desórdenes y contradicciones
Alejandra G. Remón